La obra de Julio Cortázar conoció un enorme éxito en Francia, y su recepción tan excepcional se debe en gran parte a la calidad de las traducciones al francés de sus obras. La traductora Laure Guille-Bataillon se encargó de la mayoría de las versiones francesas de los libros escritos por Cortázar, de modo que el nombre del autor argentino está prácticamente inseparable en Francia del nombre de su gran traductora. Nuestras observaciones en este artículo se refieren a un tipo de exégesis implícita que realiza Laure Guille-Bataillon a la hora de seleccionar los textos de Cortázar incluidos en sus libros-collage La vuelta al día en ochenta mundos (1967) y Último Round (1969) para realizar la versión francesa de un nuevo libro, Le tour du jour en quatre-vingt mondes (1980).