Frente al ya tan defendido carácter pragmático y referencial de los antropónimos reales, el presente trabajo parte de la hipótesis que defiende la semanticidad del nombre propio de persona, ya sea en la vida real o imaginada. Esta carga semántica se verá acentuada en los antropónimos de la ficción literaria, cuya semanticidad reposará en la intencionalidad del escritor.
En estas páginas nos adentraremos en la problemática que supone la dificultad del trasvase de los valores antroponímicos en los textos teatrales, partiendo de traducciones reales llevadas a cabo hacia el español de los nombres de algunos personajes de Molière.